Con un martillo golpeo mi cabeza,
es el suplicio que debo soportar.
Corriendo para atrás, con sandalias.
Cuando me llamaste a las tres de la mañana,
desde entonces no volví a pensar.
Ansío ser el tamarisco, que siempre mira el mar.
Los días son demasiado largos
cuando se está
corriendo para atrás
con sandalias
sin ganas de mirar
lo que va a deparar.
es el suplicio que debo soportar.
Corriendo para atrás, con sandalias.
Cuando me llamaste a las tres de la mañana,
desde entonces no volví a pensar.
Ansío ser el tamarisco, que siempre mira el mar.
Los días son demasiado largos
cuando se está
corriendo para atrás
con sandalias
sin ganas de mirar
lo que va a deparar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario